jueves, 28 de mayo de 2009

John Pigeon

Cada vez tengo más claro que Lebron James es una escala evolutiva. Su insultante superioridad frente a cualquier defensor que se le oponga va in crescendo y no parece tener techo. Es el arma definitiva. Un tipo capaz de decidir en todas y cada una de las facetas del juego: defensa, ataque, rebote, distribución, ritmo...James condiciona los partidos de un modo que no se recordaba desde la epoca de Chamberlain. Me preocupa que un talento de este nivel sobrenatural este creciendo en la dirección que lo hace, y no es la dirección que le impone su naturaleza, es la que le impone el circense y absurdo concepto de basket que impera en la NBA del siglo XXI.

En la serie contra Orlando, Lebron James está perdiendo la partida contra si mismo. La mercadotecnia de la NBA encontró una mina de oro que se apellidaba Jordan y la explota y sigue explotando año tras año. Al marjen del impacto deportivo que supone Michael Jordan, los intereses economicos que genera una figura de esa dimensión han condicionado la evolución de la “Mejor liga del Mundo”. Hablamos de jugadores, entrenadores y sobretodo de marketing.

Esa apremiante necesidad de encontrar un heredero, un rey...Desde el high school pesa sobre la cabeza de Lebron. Este chico es ambicioso y quiere dominar. A diferencia de otros mesias efimeros, Lebron James domina. De un modo apabullante además. Pero esa ambición, esa determinación y ese poderio estan quedando en un segundo plano, eclipsados por un ego de proporciones desmesuradas. Un ego alentado además por entrenadores ramplones, periodistas sectareos y directivos avariciosos.

Los Cavs son un buen equipo. Tienen todas las posiciones cubiertas y el plus de excelencia que supone tener a Lebron apoyandolas todas y cada una. No entiendo porque su planteamiento contra los Magic se limita a darle la pelota a James. Me resulta inexplicable. Como me resulta inexplicable la tendencia arbitral de pitar faltas sobre Lebron por decreto. Cualquier dia le pitaran falta a su novia solo por tocarle. No comprendo la nueva politica de las franquicias respecto a los entrenadores, que situa a nulidades absolutas como Mike Brown a la cabeza de proyectos que buscan el anillo. ¿Quizá porque un desconocido Phil Jackson llevo a los Bulls al Olimpo del basket? ¿O porqué sin un coach competente es más facil para franquicias y agentes dominar a esos niños millonarios?.

El caso es que los Cavs se estrellan partido tras partido contra un equipo que, sin ser nada del otro jueves, es un EQUIPO. El primero de verdad con el que se topan. Se empeñan en minimizar sistemas y convertir el partido en una pachanga callejera, alentando el egoismo de su niño rey. Esto trae como consecuencia que jugadores como Rafer Alston se encuentren en su salsa. El cuerpo técnico de Cleveland ha prendido fuego a la pelota y le ha dado a Lebron guantes de amianto. Esto es lo que nos ofrece el “coach of the year”.

Perdido en ceremonias, bravuconadas y paranoias varias, Lebron James asume que debe ser Rey por gracia de dios. El gran jugador de nuestra era cree en anacronismos como ese. Y el “NBA Fying Circus” pretende vendernos que John Pigeon (o como se diga Juan Palomo en inglés) y Michael Jordan son la misma persona. Y esto, camaradas, es una falta de respeto muy grande hacia todos los que amamos este deporte.